El uso recreativo del cannabis se ha vuelto cada vez más popular en todo Tailandia. Esto alimenta una industria de cogollos de cannabis, alimentos y bebidas. A día de hoy, es legal que las dispensarías licenciadas vendan cogollos de marihuana y que restaurantes sirvan productos con infusión de cannabis. Esta es la razón por la que puede encontrar muchas empresas que ofrecen flores de cannabis con alto contenido de THC sin receta e incluso a través de entrega. Las nuevas leyes atraen al turismo y parece que ayudan a la economía del país.
Por YUCHENG TANG Associated Press:
Un turista japonés busca en una bolsita de cannabis que acaba de comprar en una tienda de hierba en el centro de Bangkok, saca un gramo de cogollos para picarlos en un pequeño molinillo negro, antes de enrollarlos cuidadosamente en un porro.
Solo el ligero derrame sobre la mesa del salón para fumadores, y su tos cuando se enciende e inhala profundamente, delatan el hecho de que hasta hace dos semanas, nunca había probado la marihuana.
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La mayoría de las naciones asiáticas tienen leyes estrictas sobre drogas con penas severas, y la legalización de la marihuana en Tailandia el año pasado ha atraído una ola de turistas de la región como el visitante de Japón, intrigados por el atractivo de la hoja prohibida.
“Tenía curiosidad sobre cómo me sentiría después de fumar”, dijo el turista de 42 años que habló con la condición de que no se usara su nombre, por temor a que su experimentación en Bangkok pudiera generar problemas legales en su país.
“Me pregunto por qué Japón lo prohíbe”, reflexionó.
«Yo quería probarlo.» A pesar de que más países en todo el mundo legalizan la marihuana, Tailandia ha sido el caso atípico en Asia, donde varios países todavía tienen la pena de muerte para algunos delitos relacionados con el cannabis. Singapur ya ejecutó a dos personas este año por traficar marihuana y su Oficina Central de Narcóticos ha anunciado planes para evaluar al azar a las personas que regresan de Tailandia.
Japón no tiene la pena de muerte por delitos de drogas, pero ha advertido que sus leyes sobre el consumo de cannabis pueden aplicarse a sus nacionales incluso cuando están en el extranjero.
La embajada de China en Tailandia ha advertido que si los turistas chinos consumen marihuana en el extranjero y son “detectados al regresar a China, se considera equivalente a consumir drogas en el país”.
Como resultado, estará sujeto a las sanciones legales correspondientes”. Emite advertencias similares para viajar a otros países donde la marihuana está fácilmente disponible, como Estados Unidos, Canadá y los Países Bajos. En un vuelo reciente desde la ciudad china de Shanghái, se advirtió a los pasajeros que no probaran marihuana “accidentalmente” en Bangkok, con un anuncio de que en Tailandia “algunos alimentos y bebidas pueden incluir cannabis, así que presten atención al logotipo de la hoja en el paquete de comida.»
Ni las autoridades chinas ni las de Singapur detallaron con qué frecuencia evalúan a los ciudadanos que regresan de países donde se ha despenalizado la marihuana, respondiendo a las consultas de la AP simplemente reiterando sus políticas previamente anunciadas.
No es de extrañar que las dispensarias de marihuana en Bangkok digan que los clientes de Singapur y China se encuentran entre los más cautelosos y hacen preguntas sobre cuánto tiempo permanecen los rastros de la droga en el sistema y si hay productos de desintoxicación.
Pero muchos no se desaniman, y la industria del cannabis de Tailandia ha crecido a la velocidad del rayo, con dispensarias de hierba ahora casi tan comunes como las omnipresentes tiendas de venta de comida en algunas partes de la capital. Hasta febrero, se aprobaron casi 6000 licencias para negocios relacionados con el cannabis, incluidas más de 1600 solo en Bangkok, según cifras oficiales.
No hay cifras del gobierno sobre cuántos turistas vienen específicamente a fumar marihuana, pero Kueakarun Thongwilai, gerente de una tienda de marihuana en el centro de Bangkok, estima que al menos el 70%-80% de sus clientes son extranjeros, principalmente de países asiáticos como Japón, Malasia, China y Filipinas, y algunos de Europa. La mayoría de las tiendas de cannabis, incluida la suya, ahora solo contratan empleados que hablen inglés, la lengua principal de la industria.
“No necesitas hablar un inglés perfecto, pero necesitas comunicarte con los extranjeros”, dijo Thongwilai.
Aproximadamente la mitad de sus clientes son consumidores de marihuana por primera vez y la mayoría de ellos son asiáticos, dijo. Algunos quieren probar productos de cannabis comestibles, pero Thongwilai dijo que trata de guiarlos para que fumen.
“Los comestibles tardan más en hacer efecto, y durante ese tiempo las personas pueden comer más y más, lo que genera una experiencia excesiva para los principiantes”, dijo.
No todos son nuevos en la droga, dijo Thongwilai, recordando a un cliente de Malasia que se escapó de una comida con su esposa e hija en un restaurante cercano. El hombre dijo que fumaba marihuana en secreto en su casa, pero que había oído que el producto tailandés era de mejor calidad y quería probarlo.
“Compró la hierba más barata en nuestra tienda y la probó en un centro comercial, y luego volvió y compró más”, recordó Thongwilai.
No muy lejos de la tienda de Thongwilai en Dutch Passion, una sucursal minorista recién inaugurada de un distribuidor de semillas de los Países Bajos que ha estado en el negocio durante más de tres décadas, aproximadamente la mitad de los clientes también son usuarios primerizos, dijo Theo Geene, accionista holandés de la negocio.
El cannabis ha estado disponible en las cafeterías de los Países Bajos desde la década de 1970, y Geene dijo que ha utilizado su experiencia para capacitar a su personal sobre cómo atender a quienes no están familiarizados con la droga.
“Para los principiantes, no es bueno usar un bong”, dijo. “Es demasiado para ellos. No queremos que nadie se desmaye aquí”.
La mayoría de los clientes se negaron a hablar sobre sus experiencias, y el turista japonés en la tienda de Geene fue el único que estuvo de acuerdo, y solo con la condición de que no se usara su nombre.
La mayoría de los clientes asiáticos de la tienda son igualmente discretos y eligen fumar sus compras adentro en lugar de en las calles como hacen muchos occidentales, lo cual es común pero una violación de las regulaciones tailandesas, dijo Geene.
“Son más cautelosos y temerosos”, dijo. “No quieren que los vean cuando fuman hierba”.
Antes de embarcarse en su viaje a Tailandia, el turista japonés de 42 años dijo que investigó extensamente en internet y determinó que, si bien la aduana podría verificar aleatoriamente las bolsas y el equipaje en busca de marihuana que se contrabandeaba a Japón, no se estaban realizando pruebas de acuerdo con el gobierno.
Desde su primera calada hace dos semanas, dice que ha estado fumando todos los días, visitando diferentes tiendas, comparando precios y probando diferentes cepas.
El personal de la dispensaria le enseñó a moler cogollos y liar un porro y se ha divertido perfeccionando la técnica. “Lo practico todos los días”, dijo, mirando el porro que estaba liando y repitiendo la palabra “practicar” dos veces antes de estallar en carcajadas.
FUENTE: KhaoSod
TRADUCCIÓN: TU GUÍA EN TAILANDIA
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